domingo, 6 de septiembre de 2015

Dejadme, no me hagáis bajar.
Dejadme arriba en las nubes con mi magia, mis dragones, mis sirenas.
Dejadme arriba con mis batallas contra orcos, con mis crines de unicornios, con mis castillos encantados.
Dejadme arriba con mis princesas luchadoras y mis príncipes cobardes.
Dejadme arriba con mi alquimia, mis exorcismos, mis distopías, mis viajes en el tiempo.
Dejadme con mis hordas de amazonas luchadoras, con mis dioses griegos, con mi Pendragón y su bruja malvada.
Dejadme con Ondina, hundida y acabada pero siempre soñando.
Dejadme, soltadme, no me agarréis de los pies.
No tiréis de mí. No me hagáis bajar.
Dejadme arriba enfrentando cualquier peligro, vampiros, hombres lobo, hechiceros. Dejadme que luche contra ellos.
Pero no me hagáis luchar conmigo misma. No me hagáis verme delante del espejo, de la realidad, de los demás.
No, no me hagáis esto.
Quedáos la realidad, que no la quiero.

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