domingo, 20 de marzo de 2016

Baba de caracol

Eligió volver a nacer para deshacerse de aquella lacra aun sabiendo que perdería lo más valioso que tenía. Perdería los rostros, las voces y los olores. Perdería el tacto de la piel que nunca conoció, las sensaciones que soñaba vivir y todo aquello que no había tenido tiempo de saber.
Pero lo que más le dolió perder fueron las historias. Ahí sí había entrado plenamente: había conocido todos y cada uno de los mundos mágicos cuya puerta encontraba al fondo de una estantería polvorienta.
Aquella había sido la pequeña luz de su vida, el motivo por el que no caía cuando el viento la intentaba tirar. Pobre, pobre corazón malherido que se refugiaba en problemas ajenos para no pensar más en los propios. De esa manera pudo conocer más caras, más voces, más olores para soñarlos despierta y dormida. Se deshizo de todo eso, de todo lo bueno de su vida, para volver a nacer sin necesidad de regenerarse.
La niña que volvió a nacer vivió otra generación, otra vida. Se había acabado la era en la que pudo haber tenido gloria y por ello su vida se fue tornando gris. Añoraba lo que en otro tiempo a su fantasma le dio vida. En su subconsciente quedaba el recuerdo de una exitencia pasada llena de color hasta en los momentos más oscuros. Esa luz se filtraba, abstracta, desde cristaleras infinitas a través de armarios polvorientos. Voces de hadas susurraban nombres de lugares imaginarios que la niña apenas si alcanzaba a oír. Ojalá, pensaban, ojalá no hubiese deseado renacer para perder. Su antecesora, la que ya no era ni fantasma, sí las había sabido escuchar. Cada vez que susurraban su nombre ella atendía. Las escuchaba cantar y charlar sobre ciudades, países, dimensiones que visitaba gustosa cuando en su mundo no encontraba donde ir.
Así vivían las hadas: habían perdido a su aliada porque ella había escogido perderse a sí misma.

martes, 24 de noviembre de 2015

¿Dónde está mi faro?

A veces los miro y es como si no los conociera. Desde el exterior se sigue contemplando lo mismo: un grupo de gente joven unida, llena de sueños por cumplir en individual o en colectivo, mirando hacia el futuro con ojos centelleantes de ilusión. Qué visión más pura, más fuerte, más cautivadora. Nadie diría, a juzgar por sus sonrisas, las rencillas que esconden estos palpitantes corazones, el amor y odio que se profesan y respiran estos jóvenes pulmones. 
¿Quién lo iba a decir? Cuando las cosas se resquebrajan, se oxidan, dejan de funcionar como deberían, hay dos vías para seguir avanzando: cargarlas a cuestas y tratar de arreglarlas aunque ello suponga esfuerzo y orgullo pisoteado, o bien arrojarlas lejos, dejarlas a mitad de camino como un perro abandonado que persigue el coche de sus amos sin alcanzarlo.
Ella está a medio camino. Sigue varada en la bifurcación de esas dos vías sin saber cuál tomar. Los vínculos viscosos y pegajosos del pasado, los errores, las palabras nunca dichas, los te quiero silenciados por la pena y las risas ahogadas por el llanto se funden en una mezcla de recuerdos y emociones: alegría, tristeza, desazón, soledad, hastío e incluso odio.
La otra vía parece mucho más complicada: construir las relaciones desde cero, otras nuevas que durarán hasta que se quiebren como las anteriores. Todo pasa como el jarrón antiguo al que los niños dan un balonazo y ninguno se atreve a confesar quién ha sido. ¿A quién echar la culpa de que ahora ella se encuentre ante esta bifurcación de los caminos? ¿Quién ha sido el causante, sino ella misma, de que la vida haya dado un giro total y no haya puerto seguro al que agarrarse?
¿DÓNDE ESTÁ MI FARO?
Si Simona alguna vez se sintió así, nunca lo dijo. No aparecía escrito en las páginas de su libro.
A ella la tristeza le duró lo que tardó la guerra en traerle de vuelta a su Príncipe Gris a lomos de un puma con alas.
Quién lo habría predicho, que la inteligente traductora vería su sufrimiento recompensado con creces al ver aparecer al hombre de su vida que la llamaba apremiante para que acudiera a su lado.
¿Y quién es esta Simona poco aventurera que pasa la vida esperando a que la hagan Emperatriz sin siquiera intuir lo que le deparaba el destino? ¿De dónde sale esta muchacha desharrapada, salvaje y brillante que cuenta su historia, una historia que no interesa a nadie?
Simona es un ente imaginario nacido en tierra de nadie. Simona es la paz y el equilibrio, el caos y la destrucción. Simona es todo lo que su demiurga sufre y a la vez aspira a ser. Simona es el equivalente a la Madre Gaia de hinchado vientre, que da cobijo a todos pero cuya ira cualquier hijo del mundo teme.
Simona es muchas cosas y está en todas partes, persiguiendo a la demiurga como un gato hambriento al humano que le haya ofrecido de comer alguna vez.
Simona es una ególatra y cínica que se regodea en sus tristezas sin atender a las ajenas. Simona es una paradoja en su bondad y su autoapelación de mala zorra. Simona desfallece ante la vida pero cuenta con una fuerza que le es atribuible solo al huracán y al tornado si fuesen en pareja.
Simona es temible. Simona es idiota. Simona es grande. Simona se empequeñece a sí misma.
Simona no existe. Simona soy yo. Simona está muerta.

sábado, 3 de octubre de 2015

Don't forget! 3 oct. 11

Hoy es un día especial. Como ya sabrá quien haya leído este blog en los últimos meses, soy una fan entusiasta del manga Fullmetal Alchemist, de Hiromu Arakawa, y especialmente de su fiel adaptación al anime de 2009, titulada Fullmetal Alchemist: Brotherhood.
Para poner en situación a quien esté más perdido -aunque mi recomendación encarecida es que veáis la serie cuanto antes-, Arakawa nos cuenta una historia situada en Amestris, país que imita la Alemania nazi, aunque con fecha un par de décadas anterior al comienzo de este gobierno en nuestro mundo. Se trata de una realidad retro y steampunk, donde también hay un enorme desierto y un país llamado Xing que imita a la China de nuestro mundo.
La historia gira en torno a dos hermanos, Edward y Alphonse Elric, que en un intento fallido de recuperar a su difunta madre con alquimia perdieron parte de sus cuerpos -el cuerpo entero en el caso de Alphonse, y una pierna y un brazo en el caso de Edward-, con lo cual en el momento presente buscan con ahínco la mítica piedra filosofal, cuyo máximo poder supuestamente los ayudará a recuperar los miembros perdidos.
Dado el auge del poder militar, Edward pasa a formar parte del Ejército bajo el importante título de Alquimista Nacional siendo aún un preadolescente. De esta manera espera que el Estado financie sus investigaciones y le permita así buscar la piedra filosofal con más comodidad y posibilidades a su alcance.
Pero lo que Edward y Alphonse no esperan es que el propio Ejército, ligado estrechamente al Gobierno de su país, esté corrupto desde dentro. Se entrecruzan en la historia de estos dos hermanos muchos otros hilos argumentales que contribuyen a hacer de esta historia uno de los mejores shonen según multitud de lectores y espectadores: el joven y ambicioso coronel Roy Mustang, que aspira al puesto de Generalísimo -acompañado siempre de su fiel teniente Riza Hawkeye, a la que tengo que mencionar sí o sí porque me encanta-, un joven príncipe de Xing que ha llegado a Amestris con intención de obtener la inmortalidad con la Piedra Filosofal; un paria de Ishval, región masacrada hace unos años en una Guerra Civil por orden del alto mando del Ejército; los llamados Homúnculos, humanos artificiales cuyo origen y propósito se muestra poco claro incialmente; y un montón de personajes y escenarios que prefiero que descubráis viendo esta genial serie.
En esta maraña de vidas y caminos hilados se encuentran muchas lecciones fundamentales para la vida y aplicables a casi cualquier contexto: el intercambio equivalente, el dolor, la venganza; pero también el amor, la amistad, el coraje de afrontar la propia vida. Sentimientos encontrados y multitud de enseñanzas que no vienen precisamente con cuentagotas.
Lo que yo venía a hacer es recomendar esta historia encarecidamente y disculparme por el críptico título de la entrada, pero no puedo explicarlo. Es algo que descubriréis cuando la veáis. Espero veros pronto convertidos en alquimistas. 
Y a los que ya lo seáis, nunca olvidéis el 3 de octubre de 1911. ¡Un besote amestriano! No importa cuántos 3 de octubre pase, Hiromu Arakawa ha creado una historia mágica que permanecerá en nuestros corazones siempre. Gran mangaka, genial mujer.

Os dejo por aquí el primer opening de la serie, que ya puse en entradas anteriores, pero es tan precioso que no me canso de escucharlo:

viernes, 18 de septiembre de 2015

Mi monstruo favorito.

Últimamente escribo con bastante precariedad por aquí, y hoy me apetecía dejaros una entrada entera sobre un personaje al que admiro mucho y que es para mí fuente de bastante inspiración.
Como quizá sabréis, hay un anime -basado en el manga homónimo, que no he leído- llamado Mirai Nikki cuya recepción tiende más a la mala crítica y a la calificación de mainstream que a cualquier otra opinión.
Para meter en contexto a los más perdidos, Mirai Nikki se sitúa en la época actual, en un Japón aparentemente no ficticio donde sin embargo se desarrollan unos acontecimientos de lo más paranormales. El protagonista, Yukiteru, es un adolescente retraído y muy solitario -y, para qué mentir, un cobarde y gallina capitán de las sardinas- cuyo mayor entretenimiento consiste en escribir un diario en su teléfono móvil. Al hacerlo, Yukiteru entra en contacto con un tal Deus Ex Machina, Dios del Tiempo y el Espacio. Pero lo que Yukiteru no sabía hasta ahora es que no es el único que posee un Diario que le permite hablar con dicha deidad, sino que hay otros once poseedores. Para más inri, a la vez que el muchacho descubre acerca del resto de propietarios de Diarios, Deus Ex Machina anuncia ante todos ellos que a partir del momento presente formarán parte de un Juego de Supervivencia en el cual habrán de matar al resto para que el único que quede sea su sucesor. Para ello, sus Diarios les predecirán el futuro próximo con respecto a sí mismos y al resto de participantes en el Juego. Vamos, unas Olimpiadas muy del estilo de Battle Royale. Estos japoneses son la leche.
Habiéndolo visto hace cosa de tres meses, solo puedo decir que los dos protagonistas de la historia se merecían todo lo que no fueran elogios por parte del expectador, por mucho que me pese. Lo siento si algún amante de la yandere Yuno Gasai me está leyendo, pero guardo malísima impresión tanto de ella como del gallina Yukiteru. Y no pienso dedicarles ni una sola línea más en en esta entrada.
De quien yo quería hablaros es de un personaje que está presente, y doy por ello mil gracias, a lo largo de prácticamente toda la serie y cuya influencia es positiva al desarrollo de la trama, por así decir, ya que se trata de un Juego de Supervivencia cuya regla básica es matar para no morir. 
Este personaje es Minene Uryuu, la Novena poseedora del Diario del Futuro, una paria entre los jugadores, de las menos favorecidas por Deus y que, de hecho, tampoco guarda por éste más cariño del poco que tiene él por ella.
Minene, cuyo nombre viene de Minerva (diosa romana de la guerra, la sabiduría y la inteligencia, entre otras cosas), es una joven terrorista cuya primera aparición nos ofrece de ella la imagen de una chica a la que se le ha ido completamente la cabeza. Nada más entrar en escena se encarga de volar a base de dinamita un instituto entero, con alumnos dentro.
Y es que Minene tiene una cierta adicción por los explosivos. Mirándolo desde según qué ángulo, podría decirse que ama su trabajo.
Sin embargo, un acontecimiento casual tuerce completamente sus planes de matar al Primero y la Segunda propietarios (Yukiteru y Yuno respectivamente, y por mí podría haberlos dejado bien muertos), ya que el Primero lanza un dardo que por unas cosas y otras va a parar a su ojo, dejándola tuerta. Los acontecimientos se precipitan y Minene se ve siendo "rescatada" (ojo, hay que revisar la definición de ese verbo teniendo en cuenta quién la salvó y qué le hizo) por otro propietario al que a muchos nos habría gustado ver más en acción, el Doceavo. El más paria de todos, el último de la clase, ese compi al que le quedaban todas en Secundaria y que tardó seis años en sacarse la ESO. Ese es el Doceavo en este Juego de Supervivencia, pero yo he de reconocer su maestría en cuanto a puesta en escena. 
El caso es que el Doceavo rescata a Minene, le arranca el ojo herido y, de algún modo lógico en su locura, la salva y contribuye a que escape a seguir con sus... ¿cosas de terroristas?
A partir de aquí no debo contar mucho más, así que me voy a centrar en hablar del personaje en sí. Habiendo hecho el planteamiento de Minene Uryuu, paso ahora a explicar su pasado, el por qué de su vida actual. Cuando Minene era pequeña, viajaba junto a sus padres por Oriente, donde presenció su brutal asesinato a causa de un ataque terrorista. Quedando desamparada, sin ningún lugar al que ir, la pequeña que años después sería esta loca tan genial hubo de ganarse la vida robando y, más tarde, no sabemos en qué circunstancias exactas, iniciándose en el mundo del terrorismo. Resumiendo: es una rebelde, una descontenta, una inconformista... además de violenta, sanguinaria y adicta a los explosivos. Una bomba letal metida en el cuerpo de una hermosa joven. 
Minene es un personaje digno de analizar en el contexto de esta serie de tan mala recepción. Me sorprendió notablemente ver el contraste hecho entre los dos protagonistas, tan imbéciles, y ella, tan genial ante mis ojos. Minene es uno de esos personajes femeninos que te hacen decir: "Oh, sí, ¡bien! ¡Esto sí es una tía dura y con un buen par de tetas!". Además, la evolución que presenta el personaje desde ese inicio en el que se la tiene por demente hasta el final es alucinante. La Novena es una mercenaria contemporánea: si se trata de sobrevivir, se alinea con el bando de quien más le convenga y a partir de ahí traza su camino y sus propios planes gracias a su Diario del Futuro, especializado en el Escape.
Cabe destacar un episodio que marca tanto la trama general como la de este personaje en particular: la aparición de un policía novato que se enamora perdidamente de ella nada más tratarla un poco. La paradoja del amor entre agente de la ley y criminal en potencia llega a su máxima en un momento muy clave tras una escena que parecía de lo más shojo/amor cutre: me tocas una teta al tropezarte, me sonrojo cuando me miras y me hablas, gírate mientras me cambio la ropa mojada por otra, etcéra, etcétera. Es una escena en la que al expectador compenetrado conmigo le darán venazos de estampar la pantalla contra alguna ventana... de no ser por ese final tan ingenioso y crudo: cuando crees que ella también se ha prendado del joven policía para acabar todo en beso y comieron felices para siempre, le dispara a matar y sigue su camino, dejándolo en el suelo. Esta escena es muy especial en tanto que se aprecia el sufrimiento de ella, que parece decir: "Lo siento mucho. Ojalá pudiéramos tener una vida bonita juntos, pero no podrá ser. Soy una terrorista, está en mi naturaleza, es imposible cambiarme ya. Lo siento. Estoy podrida por dentro. No puedo hacer nada. Lo siento".
Pero lo fuerte no acaba ahí. Si el pobre policía -que, por cierto, no he presentado: se llama Nishijima- hubiese quedado muerto y bien frío con ese disparo habría sido triste puesto que era un pedazo de pan, pero no es así. Lo más cruel de todo es descubrir que portaba un chaleco antibalas, con lo cual permanece con vida para recordar desde ese momento y para siempre que ella, Minene, le disparó entonces a matar. No sé vosotros, pero a mí esto me parece bastante fuerte.
El resto de las apariciones de la Novena en la serie se basan en su genialidad y evolución como jugadora y persona. El mismo Deus la selecciona a ella inicialmente para transferirle parte de sus poderes, no sin antes remarcar el poco aprecio que le tiene, a lo cual ella responde con su condescendencia natural cual erizo mostrando sus pinchos. Ella no cree en Dios pese a tenerlo delante de sus narices debido a lo mal tratada que se siente, por la vida que ha llevado y la vida que podría haber tenido. Esta y otras muchas cosas hacen de la Novena un personaje tan grande: agresiva, independiente, completamente grillada de la cabeza, más inteligente de lo que aparenta, con un don innato para adaptarse a los acontecimientos según se avengan. No podría cansarme de resaltar su genialidad.
 No me gustaría arruinar este fantástico personaje a alguien que no haya visto aún Mirai Nikki. Aunque parezca que me he explayado, queda mucho por contar de la Novena y podría analizarla desde la primera aparición hasta la última. Pero no lo haré. Dejo que veáis la serie o leáis el manga vosotros mismos y juzguéis, si no lo habéis hecho aún. Y si ya la habéis visto, espero que esta entrada sirva para ver esta serie con otros ojos. Si bien no puedo hacer justicia por esos dos protagonistas a los que tanto detesto, por lo menos puedo intentar que veáis el conjunto de la serie como algo mejor, especialmente mejorando vuestro punto de vista respecto a la Novena.
¡Vosotros diréis! ¡Abajo están los comentarios!
Un saludo,
Bruma.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Dejadme, no me hagáis bajar.
Dejadme arriba en las nubes con mi magia, mis dragones, mis sirenas.
Dejadme arriba con mis batallas contra orcos, con mis crines de unicornios, con mis castillos encantados.
Dejadme arriba con mis princesas luchadoras y mis príncipes cobardes.
Dejadme arriba con mi alquimia, mis exorcismos, mis distopías, mis viajes en el tiempo.
Dejadme con mis hordas de amazonas luchadoras, con mis dioses griegos, con mi Pendragón y su bruja malvada.
Dejadme con Ondina, hundida y acabada pero siempre soñando.
Dejadme, soltadme, no me agarréis de los pies.
No tiréis de mí. No me hagáis bajar.
Dejadme arriba enfrentando cualquier peligro, vampiros, hombres lobo, hechiceros. Dejadme que luche contra ellos.
Pero no me hagáis luchar conmigo misma. No me hagáis verme delante del espejo, de la realidad, de los demás.
No, no me hagáis esto.
Quedáos la realidad, que no la quiero.

miércoles, 24 de junio de 2015

Recordó aquella vez en que había enganchado una de las dos agujas que iban en pareja. El macho dejaba siempre que la hembra comiera primero, y el pez enganchado, la hembra, presentó una pelea fiera, desesperada y llena de pánico que no tardó en agotarla. Durante todo ese tiempo el macho permaneció con ella, cruzando el sedal y girando con ella en la superficie. Había permanecido tan cerca, que el viejo había temido que cortara el sedal con la cola, que era afilada como una guadaña y casi de la misma forma y tamaño. Cuando el viejo la había enganchado con el bichero, la había golpeado sujetando su mandíbula en forma de espada y de áspero borde, y golpeando su cabeza hasta que su color se había tornado como el de la parte de atrás de los espejos; y luego cuando, con ayuda del muchacho, la había izado a bordo, el macho había permanecido junto al bote. Después, mientras el viejo levantaba los sedales y preparaba el arpón, el macho dio un brinco en el aire junto al bote para ver dónde estaba la hembra. Y luego se había sumergido en la profundidad con sus alas azul-rojizas, que eran sus aletas pectorales, desplegadas ampliamente y mostrando todas sus franjas del mismo color. Era hermoso, recordaba el viejo. Y se había quedado junto a su hembra. 

Ernest Hemingway, El viejo y el mar

sábado, 13 de junio de 2015

La dejaría... correr aventuras, que eligiera su propio camino. Sería muy duro... De hecho lo fue, pero lo haría. No del todo, por supuesto. Hay tareas que no se deben abandonar: lavarse los dientes, estudiar aritmética... Pero Maia se enamoró profundamente del Amazonas; a veces ocurren esas cosas: ese lugar estaba hecho para ella, y su gente también. Claro que hubo ciertos peligros, pero los hay por todas partes. Hace dos años, en este colegio hubo un brote de tifus y tres niñas murieron. En estas calles, todas las semanas los caballos atropellan y matan a unos cuantos niños. Cuando estaba viajando, explorando y recopilando sus canciones, Maia no era simplemente feliz; era... ella misma. Creo que algo se le rompió por dentro cuando sus padres murieron, y allá en Brasil se curó. Quizá yo esté loca, y el profesor también, pero creo que los niños han de elegir su destino... si tienen la capacidad de hacerlo. Y Maia lo tiene.

Eva Ibbotson, Maia se va al Amazonas