martes, 1 de enero de 2013

Una fría y misteriosa musa.

La zorra ártica es un animal que vive en el frío. En su calidad de superviviente nata, esquiva todos los peligros y se defiende como puede de aquellos que rozan su solitaria rutina. En ocasiones, animales más grandes y peligrosos intentan depredarla, pero ella se mantiene fuerte y resiste como puede, escapando rápido a los peligros que le arroja el día a día.
La zorra ártica lucha por mantenerse y mantener a los suyos, que no suelen ser muchos, pues se trata de un ser solitario. En las noches más frías, se arrebuja con su pelo y añora la presencia de un macho protector con quien compartir su soledad.
La zorra ártica nunca tropieza con su cola, aunque a veces se daña las patas o articulaciones en su carrera contra la muerte. Sin embargo, ya hemos dicho que ella es fuerte, y se recupera pronto.
La zorra ártica tiene miedo en ocasiones, pero nunca lo deja florecer en sí misma, y guarda las distancias respecto a cualquier sentimiento autodestructivo. Ella observa, analiza las consecuencias que pueden acarrear sus actos y denota la inteligencia por encima de todas las demás cualidades. Es un ser misterioso, bello y fugaz del que, aunque no lo parezca, todos los demás animales tenemos mucho que aprender.


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