sábado, 27 de abril de 2013

Comentario crítico de la película "Ágora"



Para mí la Historia siempre ha resultado un misterio. Por mucho que me intenten enseñar los profesores, que lea, estudie o me trate de informar, al final acabo llegando a la misma conclusión, sin excepciones: ¿y quién lo dice? ¿Textos?
Pero ¿quién interpreta esos textos? ¿Quién enseña a esos intérpretes? ¿Cómo derivar hacia una conclusión u otra, si cada experto verá una cosa distinta a lo que observan los demás? Todo me parece un enorme meollo que quizás es sólo fruto de mi insolencia y mis “ganas de comerme el mundo”, en palabras de mi padre.
Aunque creo que esto no es volver precisamente al tema principal… a mí me gusta plantearme las cosas. Me gusta pensar y preguntarme por qué es esto y por qué es lo otro, para qué se hace tal o cual cosa y con qué motivación actúa cada persona. Sin embargo, en ocasiones mi vagancia puede más, así que me sumo en la ignorancia y no hago el mísero esfuerzo por salir de ella. En resumen, soy un caso perdido. Y no tengo ni idea de cómo empezar lo que acabo de bautizar como “Comentario crítico de la película Ágora”. ¿Qué comento? ¿Qué critico? ¿Qué comento críticamente de esta filmografía? Soy consciente de que poseo infinitas posibilidades, desde alabar la película como la mejor del siglo hasta afirmar que la veo una basura. Pero no me quiero ajustar a ninguno de los extremos, porque ni el blanco ni el negro van a resolver mis dudas.
Hipatia es planteada en este filme como una mujer de inteligencia y sabiduría excepcionales. Una modélica heroína femenina a cuya mano nos cogemos nada más sentarnos a ver la película, ya que demuestra poseer importantes valores de los que carece gran parte de la sociedad. Dejando estos rasgos a un lado, creo que han idealizado un poco al personaje, pues trataba demasiado bien a sus esclavos. Yo no soy historiadora ni pretendo parecerlo, pero mi lógica me inclina hacia la conclusión de que antes se era esclavo o persona. Una cosa o la otra, no había medias tintas. De hecho, creo recordar que en la misma película es el personaje de Hipatia quien usa la expresión: “Seas hombre, mujer o esclavo…”.
Sin embargo, no es ella lo que más atención me ha llamado durante estas dos horas pegada a la pantalla. Lo que más ha captado mi interés ha sido el hecho de que tantas religiones conviviesen juntas y de una manera que bien un día podía ser pacífica, bien al siguiente se cobraba las vidas de muchos inocentes… o no tan inocentes.
Veo macabramente irónico el hecho de que el respeto y la tolerancia se acabasen de pronto porque un superior promulgaba determinada ley, que bien podía no tener ni pies ni cabeza, pero que era una ley y, por tanto, “sagrada”.
La Historia en general y esta película en particular muestran, para mí, la verdad desnuda de que el ser humano es el único animal que tropieza no dos veces, sino dos mil, con la misma piedra. Hipatia fue acusada de brujería y brutalmente asesinada, para probarse siglos más tarde que no iba mal encaminada en su teoría del ciclo elíptico terrestre alrededor del astro Sol.
También son interesantes los genocidios varios que se muestran en esta película: paganos contra cristianos, cristianos contra judíos, judíos contra cristianos… Y eso sigue siendo así hasta hoy en día, pues aún hoy se declaran guerras en nombre de dioses.
Realmente, ¿no están todas las religiones inclinadas hacia una misma conclusión? ¿No busca todo el mundo la salvación? ¿No necesitan todos los creyentes aferrarse a algo para evitar caer en la nada, en la ignorancia, en la desesperación de no saber qué va después?
Si es así, yo me pregunto por qué siempre ha habido necesidad de asesinar, de declarar que “mi dios es mejor que el tuyo”, de defender con armas unas doctrinas que muchas veces hablan de paz.
¿No somos raros los humanos?

Bruma, un pequeño trabajo para clase de L.C.L.

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