sábado, 14 de septiembre de 2013

Hummingbird.

Conocí a Colibrí en una actividad extraescolar, cuando ambas teníamos diez u once años, llevándome después grabada en la retina la imagen de una niña sumamente tímida y pensativa. Así la tuve guardada en la memoria hasta que, casi un par de años después, nos reencontramos.
En la adolescencia las cosas suceden de dos formas: o muy deprisa o muy despacio. Nunca a su justa medida. Y en esta ocasión el tiempo transcurrió demasiado deprisa.
Comenzamos a hablar de nuestros respectivos institutos y compañeros de clase... para acabar hablando de libros. A las dos nos apasionan. ¡Somos forofas de los libros fantásticos! Y, claro está, nos lo dijimos. Dragones, unicornios, hidras, caballeros de pacotilla, princesas que se sacan ellas solitas de sus apuros, serpientes voladoras, aves fénix... Nos dimos cuenta de que pertenecemos al mismo mundo.


Bruma, ejercicio para la clase
de una gran profesora
en 3º de la ESO.

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