martes, 14 de agosto de 2012

"La espada de Joram I: la Forja" (Margaret Weis y Tracy Hickman)

-¡Burlarme de su aflicción! Con éste, ¿cuántos hermanos van que han sufrido una muerte horrible? -con un resoplido de indignación, Mosiah volvió la vista hacia Simkin, quien se estaba secando las lágrimas del rostro, mientras al mismo tiempo le lanzaba una grosería a uno de los secuaces de Blachloch-. Sin mencionar el surtido de hermanas que han sido hechas prisioneras por nobles o arrebatadas por centauros, sin tener en cuenta la que huyó de casa porque estaba enamorada de un gigante. Luego, también está la tía, que se ahogó en una fuente pública porque creía que era un cisne, y su madre, que ha muerto ya cinco veces de cinco diferentes y raras enfermedades, y una vez de dolor porque los Duuk-tsarith arrestaron a su padre por conjurar ilusiones ópticas ofensivas del Emperador. Todo lo cual le ha sucedido a un huérfano al que se encontró flotando en un cesto hecho de pétalos de rosa en las alcantarillas de Merilon. ¡Es un mentiroso monumental! ¡No entiendo cómo puedes aguantarlo!
-Porque es un mentiroso divertido -replicó Joram, encogiéndose de hombros-. Y eso hace que sea diferente.

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