martes, 26 de marzo de 2013

Anastacia fumaba pitillos sólo por la efímera satisfacción de ver la cara que ponía la abuela cada vez que la pillaba. Usaba faldas por encima de las rodillas y pantalones ajados, además de esas camisetas tan extravagantes suyas, que bien podían cubrir menos de lo que dejaban a la vista o podían asemejarse a bolsas de basura multicolores.
Bruno se la comía con los ojos. Cada vez que pasaba a dejar el correo de la abuela, aprovechaba y preguntaba por Anastacia, o se quedaba rezagado mirando un hipotético desperfecto en el mecanismo de su antigua bicicleta sólo para verla. A Óscar y a mí nos hacía gracia, pues comprendíamos ciertamente la postura de nuestro amigo, aunque no la compartíamos, por la evidencia de que Anastacia, por muy musa que pareciese, era nuestra prima surgida de la nada. 
Un día, incluso, Anastacia se rapó media cabeza y se tintó el resto de morado. Ahí la abuela no aguantó más: en cuanto la vio, la echó a escobazos de casa y la maldijo de todas las maneras posibles, cosa de la que Óscar y yo nos acordaríamos por los restos de los restos. Al principio nos dio un poco de pesadumbre el hecho de que la abuela mandara a la prima Anastacia a la calle con cajas destempladas, pero al ver la cara de ella se nos quitaron las dudas: Anastacia urdía algún plan en lo que hubiera debajo de esa informe mata de pelo púrpura. Con aire de suficiencia, se llevó el cigarrillo a los labios y se dio la vuelta.
-Habráse visto... esto es una casa decente y respetable, y no pienso consentir que las mujeres de mi sangre vayan como furcias por ahí. ¡Vaya si no! Seguro que ahora todos los borrachos se le están restregando, y eso le pasará por guarra, si no decía yo...
Cuando bajé las escaleras al rellano rococó de la casa de la abuela, la encontré murmurando por lo bajo sobre mi pobre primita mayor.
-Venga, abuela, déjala. Los tiempos han cambiado... -intenté decirle.
Ella se levantó bruscamente del zapatero, donde estaba buscando algo, y me miró desde detrás de sus gafas con esos ojillos de sapo que me alegré de no haber heredado.
-¡Será posible! -casi chilló-. ¡Mi nieto de dieciséis años... -en realidad tenía quince, pero ella se empeñaba en que tanto Óscar como yo parecíamos mayores; él tenía veintiún años y no pasaba nada, pero ¿yo?-, llevándome la contraria de esa manera! ¡Óyeme bien, Andrés! ¡Tu prima es una guarra y eso está más que visto! Me da vergüenza aparecer por la plaza a partir de ahora, seguro que la habrá visto todo el mundo y murmurarán cosas; la gente es muy mala...
-Vale, abuela, pues dile a Óscar que se encargue él de la compra, que no tiene mucho que hacer este verano aparte de tocarse las narices y ver la tele. Yo ahora me voy a dar una vuelta, que lo mismo veo a alguien interesante...
La dejé ahí, despotricando sobre su nieta.
Lo cierto es que no habíamos visto a Anastacia desde que era una enana que más parecía un moco en la pared, con ese par de coletas castañas y la boca manchada de piña, según me había contado Óscar, ya que tanto ella como su madre se marcharon a vivir a Alemania antes de que ella empezara el colegio. Su padre era alemán y se había debido marchar allí poco después del nacimiento de su hija, por lo que en cuanto pudieron, la tía María y una pequeña e inocente Anastacia se fueron a vivir con él.
Hacía un mes, poco antes del verano, mamá nos dio a Óscar y a mí la noticia de que la prima Anastacia venía de Alemania a pasar el verano con nosotros en la casa de la abuela. A mí me extrañó que una hija de la rebelde tía María, acostumbrada ya a vivir en la metrópolis de Berlín con toda clase de lujos y comodidades, quisiese venir a pasar un verano en este rincón perdido del mundo al que tenía que acudir yo los tres peores meses del año porque mis padres eran pilotos de avión. Óscar, a pesar de ser ya mayor de edad, venía conmigo porque decía que se cansaba de las grandes ciudades, y ya tenía bastante con estar estudiando durante el curso en Zaragoza como para querer volver a nuestra ciudad a pasar tres meses solo. A mí me hubiera gustado quedarme con él en nuestro confortable piso, pero mamá sostenía que la abuela estaba sola y necesitaba ayuda de sus nietos en esos meses en los que Dora volvía con su familia de vacaciones.
Siempre pensé que mi familia era rara, aunque con la llegada de Anastacia este pensamiento se acentuó. 

Bruma, relato surgido de la nada.

lunes, 25 de marzo de 2013

Una pizca de soledad adjunta a un alma salvaje.

Hay un ser solitario que está triste y por eso llora, se lamenta.
El ser solitario tiene miedo, y por eso llora, se lamenta.
El ser solitario se ha caído, y llora, se lamenta.
Este ser solitario no puede levantarse,
y por eso llora, se lamenta.
El ser solitario no tiene a nadie que le ayude,
aunque no es esta razón por la que
llora, se lamenta.
El ser solitario quiere abandonar la soledad,
así que no debería llorar, ni lamentarse.
Sin embargo, ¿por qué, felino solitario,
tanto lloras, y te lamentas?
"Nací solo y moriré solo,
y por eso lloro, me lamento"
No llores, ni te lamentes,
pues hay algo que de tu alma aún no ha sido arrebatado...

...Tu corazón.
 Ese hermoso y roto corazón.

domingo, 24 de marzo de 2013

Hablando desde la bruma...

Me encantan los seres solitarios...
Tienen algo que hace que me sienta una de ellos.
Quizás eso me hace no estar tan sola. 

sábado, 23 de marzo de 2013

"Mi amigo Óscar"

Mi amigo Óscar es uno de esos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiende todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo entiende todo a derechas hace las cosas a izquierdas, y eso, viniendo de una zurda, lo dice todo. Me mira y se cree que no le veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que, si no lo hace, se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la puerta del paraíso, pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que, por no perderle, no se lo digo. Finjo que no le veo y que sí, que me voy a evaporar...
Mi amigo Óscar es uno de esos príncipes que harían bien manteniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que los habitan. No sabe que es el príncipe azul quien tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de su sueño eterno, pero eso es porque Óscar ignora que todos los cuentos son mentiras, aunque no todas las mentiras son cuentos. Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño. Es el mejor amigo que nunca he tenido y, si algún día me tropiezo con Merlín, le daré las gracias por haberlo cruzado en mi camino.

Carlos Ruiz Zafón, Marina

martes, 19 de marzo de 2013

Consejos de una oruga.

Alicia y la Oruga se estuvieron contemplando en silencio durante algún tiempo. Al fin la Oruga se quitó la boquilla del narguile de la boca y le habló con voz lánguida y adormilada.
-¿Quién eres ? -preguntó la Oruga.
No era ésta precisamente la manera más alentadora de iniciar la conversación. Alicia replicó, algo intimidada:
-Pues verá usted, señor... yo... yo no estoy muy segura de quién soy, en este momento; pero al menos sí sé quién era cuando me levanté esta mañana; lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios desde entonces.
-¿Qué es lo que quieres decir? -dijo la Oruga con severidad-. ¡Explícate!
-Mucho me temo, señor, que no sepa explicarme a mí misma -respondió Alicia-, pues no soy la que era, ¿ve, usted?
-¡No veo nada! -dijo la Oruga.
-Temo no poder decírselo con mayor claridad -insistió Alicia muy cortésmente-, pues, para empezar, ni yo misma lo comprendo; y además, cambiar tantas veces de tamaño en un solo día resulta muy desconcertante.
-No lo es -replicó la Oruga.
-Bueno, quizás a usted aún no se lo parezca así -dijo Alicia-; pero cuando se haya transformado en una crisálida (y eso le pasará algún día, ¿sabe?), y después, cuando se convierta en una mariposa, ¿no cree usted que le parecerá todo eso un poco extraño?
-¡En absoluto! -declaró la Oruga.
-Bueno, quizás tenga usted sentimientos distintos a los míos -dijo Alicia-; pero lo que sí sé es que yo, en su lugar, me sentiría ciertamente muy rara.
-¡Ah! ¡! -dijo la Oruga con desdén-. ¿Y quién eres ?

Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas

sábado, 16 de marzo de 2013

¿Por qué a la mayoría de las personas nos gustan las historias de terror?

Seguramente porque, mientras estamos entretenidos con temores de ficción, olvidamos nuestros íntimos y verdaderos terrores.
Sabemos que los peligros literarios no pueden alcanzarnos, por eso el miedo se convierte en placer, porque, si el mal que nos amenaza está entre las páginas de un libro, siempre podrá ser controlado o vencido. De este modo, un relato cumple la función de ser una especie de pararrayos, capaz de neutralizar las descargas negativas de nuestros miedos reales.

Concha López Narváez.

jueves, 14 de marzo de 2013

Un ser salvaje que anhela la felicidad.

 
"Esto es horrible, es la jungla.
Pero yo lograré ser su reina.
La reina más oscura que hayan conocido jamás."


B.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Somos cruelmente sinceros y sinceramente crueles.

Nos arrebatamos la felicidad unos a otros como si de un juguete se tratase. Intentamos engañarnos a nosotros mismos pensando que es algo justo, que estamos en nuestro total derecho de sentir esa vanidad corrupta que se adueña de nuestros intestinos y nos hace repudiar a quien antes habíamos amado o nos amaba e, incluso, sigue haciéndolo. Hay quien, también, evita esos pensamientos oscuros que, sin embargo, pueblan sus pesadillas con dolorosa frialdad y le hacen sudar y retorcerse sin saber qué hacer.
Seamos como seamos, somos monstruos. Imperdonables, malvados y retorcidos monstruos.
Sin embargo, esto también forma parte de la naturaleza humana. ¿Acaso se puede ser perfecto sin perder la humanidad?

Unos versos que me tocan la médula...

Nunca he visto a un ser salvaje
compadecerse de sí mismo.
Un pájaro caerá muerto, congelado, de una rama
sin jamás haberse compadecido de sí mismo.

D. H. Lawrence

sábado, 9 de marzo de 2013

Alguien dijo que los seres salvajes nunca se compadecen de sí mismos.

Mi pobre y miserable felino... que te arrastras por la lodosa y oscura selva buscando algo que no hace más que escapar a tu aguda mirada. Como cazador das lástima, aunque no valdrías ni para presa. No hay más que ver tu asqueroso pelaje, empapado de la porquería en la que te tuviste que meter con tal de sobrevivir, y que ha perdido todo el lustre que antes residía en rayas anaranjadas y oscuras.
Qué pena sienten por ti, minino... sobando, sobando, y no consigues ni una pizca de pescado. Tus famélicas patas, otrora fuertes y potentes, no son capaces de sostener tu desnutrido aunque abultado cuerpo, que tiembla de frío, miedo y odio hacia el mundo.
Y de pronto te das cuenta, horrible gatito, que todo era una mísera pesadilla en la que tu hogar, dulce hogar se tornaba el sitio más horroroso del mundo. ¿No lo habías notado? Estás enjaulado. Eres una pobre alma salvaje agazapada en el interior de una mugrienta celda de varios metros cuadrados.
Aun así, recuerda las enseñanzas de tus ancestros y revive al espíritu indomable que habita aún en ti, si es que no ha muerto con tanta humillación...
..."El tigre enjaulado rugirá con más fuerza"

viernes, 8 de marzo de 2013

Feliz Día de la Mujer.

"Tenemos que tener más confianza en nosotras mismas. Nunca he conocido a una chica que crea que tiene unas piernas estupendas. Y si está convencida de que sus piernas son perfectas, piensa que no tiene cuello o que su voz es horrible" .-Alguien anónimo con algo de sentido común

"Más tiran dos tetas ajenas que las carretas propias" .-Carmen Rico Godoy, Cómo ser una mujer y no morir en el intento

"¿Quién podría sospechar lo que ocurre en el alma de una colegiala?" -Ana Frank en su Diario

"No eres tonta. Pero la vida es injusta" -Stieg Larsson, Millennium I: los hombres que no amaban a las mujeres

"Promulgamos leyes y nos indignamos ante los medios de comunicación, pero casi nadie ha hablado nunca con una puta de los países del Este o puede hacerse una idea de cómo es su vida" .-Stieg Larsson, Millennium II: la chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

"Nos encontramos, entonces, con que la sociedad abandona a la madre de Lisbeth y a sus hijas. ¿Le sorprende que Lisbeth tuviera problemas en el colegio? Mírela. Es pequeña y flaca. Siempre ha sido la chica más pequeña de la clase. Era retraída y rara y no tenía amigos. ¿Sabe usted cómo suelen tratar los niños a los compañeros de clase que son diferentes?" .-Stieg Larsson, Millennium III: la reina en el palacio de las corrientes de aire

"NI PUTAS NI SUMISAS" .-Fadela Amara

"Una mujer encantadora, tan fuerte y a la vez tan llena de amor... y tan débil. Pero ahí está el secreto, ¿sabes? Los verdaderamente fuertes son los que en esta vida saben ser dulces y están llenos de amor..." .-María Gripe, Los escarabajos vuelan al atardecer

"A veces una tiene que seguir el camino recto. Aunque se rompa los dientes" .-Romy Schneider

"La prostitución no puede terminarse en una sociedad donde a la mujer se le han negado todos los derechos, donde se sigue pensando que la mujer y la cocina hacen buenas migas" .-Manuel Aníbal Álvarez, Cartas a una sociedad marginada

"Es cierto que no somos iguales: somos diferentes, pero esto no quiere decir que seamos inferiores" .-Clara Zetkin

"Soy la única mujer entre diecisiete hombres y no quiero compañeros mejores. Tuve dificultades, pero siempre me permitieron consultar y siempre pude resolver los problemas. Sé que, al principio, algunos tuvieron dudas, pero yo estaba decidida a probar que las mujeres sí podemos. Y eso es lo que voy a seguir probando en el futuro" .-Amalia Sanmartino en una entrevista de Mirta Rodríguez Calderón para ¡Dígame usted!

"Yo no quiero poder. Sólo me quejo cuando los idiotas lo tienen sobre mí" .-Lois McMaster Bujold, Barrayar

"Yo soy dueña de mi destino" .-Laura Gallego García, Alas de fuego

"Tenéis que saber defenderos... Las chicas tienen que ser duras; no esperéis que os salven. Nunca os arrepintáis de ser lo que sois. No olvidéis que, por dura que pueda ser la vida, está llena de cosas bellas" .-One Piece

"¿Defiendes a la Iglesia? ¿Nunca te has cansado de escuchar, una y otra vez, desde niña, que eres malvada e impura por el hecho de ser mujer? ¿Que por alguien como tú entró el pecado en el mundo? ¿No has sufrido abusos, humillaciones y desprecios por no haber nacido hombre?" .-Laura Gallego García, Finis Mundi

"No puedo decirle a mi madre que luche si yo ya me he rendido. Además, no es propio de mí entregarme sin presentar batalla, aunque los obstáculos parezcan insuperables" .-Suzanne Collins, Los Juegos del Hambre

"No espero nada para así poder sorprenderme con todo", Alejandra Rodríguez Morales

"Intentan mantenerme viva porque, si me muero en silencio y sola, la victoria será mía" .-Suzanne Collins, En Llamas

"Quiero encender una bombilla en la nada para iluminar el todo" .-Sara Ruiz Frías

"Pienso llegar hasta el final. Y cuanto más me putea todo el mundo, más ganas tengo de resistir" .-Teniente O'Neil

"-Pienso, luego existo. +Señor filósofo, ¿existiendo? Pues yo, soñando" .-Sara Suárez Pastor

"El recuerdo de mi suplicio hará más por nuestra causa que todas las banderas del mundo" .-Mariana Pineda

"Y su amor propio, tan apaleado, se le revolvió como un amargor en las entrañas" .-Lola Gándara, Alejandra

"El acto más valiente que una puede hacer es pensar en sí misma. En voz alta" .-Coco Chanel

Pincha y pon a prueba tu inglés mientras te sumerjes en una época pasada...


viernes, 1 de marzo de 2013

Palabras de una lágrima de fuego.

Me parece que cada día te gusta más arrebatarme la sonrisa. Verte hora tras hora recriminándome mis defectos, aludiendo a virtudes que brillan por su ausencia en mi persona, adquiriendo esa pose cínicamente seria que tomas para todo aquel asunto relacionado con alguien a quien consideras de rango inferior... todo esto y mucho más me saca de quicio.
A base de insultos, palos y humillaciones; a base de veneno, frialdad y desprecio; a base de soledad e inquietud; a base de todo tu armamento más o menos poderoso me intentaste derrotar poco a poco. Y yo, inmadura y estúpida niña pequeña, me fui dejando llevar por la cólera sin darme cuenta de que con eso sólo conseguía cederte terreno y quedarme cada vez más atrapada en un campo de lucha libre cuyas paredes se iban cerrando en torno a mí, dejándome frente a tu imponente figura autoritaria sin vía de salida posible.
Pero ahora he crecido, ¿sabes? Y tengo que seguir creciendo todavía. Te dolerá admitirlo, pero incluso personas en las que has depositado toda tu confianza hablan ya de mi carácter y de mi postura frente a la vida en general y a ti en particular. Y te querrías arrancar el pellejo y gritar de rabia, ¿no es cierto?
Y es que hay cosas, como dicen por ahí, que se guardan para toda la vida. Que sepas que esto va a estar bien cuidado de los contratiempos que surjan con los años, puesto que es algo que se mantendrá encerrado en una caja blindada dentro de mi alma a la que muy pocos tendrán acceso.
Saludos desde la oscuridad, asqueroso dictador. Que sepas que, por mucha mierda que me eches encima, yo me la sacudiré y me levantaré a seguir peleando contigo hasta que admitas, por fin, que me entrenaste bien.
 

Él también es bello.

Hay un ser salvaje que ha construido su nido dentro de ti y no piensa salir. Ese animal se alimenta de tu miedo, tu desesperación, tu odio; y va dotándote de unas fuerzas ancestrales que ni tú mismo puedes controlar, aunque no te des cuenta de lo que va creciendo en tu interior. Tu mirada se torna salvaje, tus cabellos se desgreñan, tu piel se prepara para recibir cualquier impacto, tus dientes y tu boca tienen sed de sangre, tus oídos aprenden cada uno de los sonidos del bosque... y tu alma se tiñe de negro, asalvajándose y transformándose en algo que no hubieras imaginado nunca hasta ahora.
Te gusta esa sensación, te hace sentir vivo y capaz de cualquier cosa, y te lanzas a la noche en busca de toda presa incauta que se deje caer en tus garras.

Se escuchan sus huesos crujir entre tus dientes y la sangre brota a borbotones, formando un charco bajo tus fuertes patas. Desgarras, muerdes, arañas; te das un festín con este pobre animal desvalido que fue alcanzado sin quererlo por la penetrante mirada de tus ávidos ojos negros.
Y es entonces cuando alzas tu orgullosa cabeza canina hacia la luna, enorme perla solitaria y única testigo de tus crímenes nocturnos, y aúllas poniendo toda tu ansia en levantar tu voz lunática por encima del oscuro y silencioso bosque. Ese sonido desgarrador, el aullido del lobo hambriento que nunca tendrá suficiente con toda la sangre que pueda correr por su boca, es lo que escuchan todos los seres vivientes que se postran a tus pies con miedo cuando saben que los has alcanzado y no los dejarás escapar.