sábado, 16 de marzo de 2013

¿Por qué a la mayoría de las personas nos gustan las historias de terror?

Seguramente porque, mientras estamos entretenidos con temores de ficción, olvidamos nuestros íntimos y verdaderos terrores.
Sabemos que los peligros literarios no pueden alcanzarnos, por eso el miedo se convierte en placer, porque, si el mal que nos amenaza está entre las páginas de un libro, siempre podrá ser controlado o vencido. De este modo, un relato cumple la función de ser una especie de pararrayos, capaz de neutralizar las descargas negativas de nuestros miedos reales.

Concha López Narváez.

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