domingo, 25 de agosto de 2013

Una mágica musa nacida en un mundo de androides.

Su música es mi guía, el talismán que me ayuda a pasar el día a día imaginando un mundo que me rodea en el que no haya hipocresía y todas las criaturas sean libres de vivir como deseen. Siento que esta canadiense está a tan sólo un palmo de distancia de mí porque nos unen nuestros sueños, el amor incondicional por las historias y las ganas imperecederas de perdernos en bibliotecas y archivos en busca de todo aquello que tengan que contar las voces del pasado. Ella consigue, gracias a su música, hacernos llegar las palabras susurradas en todos los idiomas de todas las épocas, sintiendo las melodías en la totalidad de sus arterias y sonriendo al ver que no está sola, pues hay una silenciosa multitud formando público disperso por el mundo, siempre atento a lo que su música tenga que decir esta vez.
Desde la brumosa selva de Oriente le doy las gracias a lady McKennitt por ser quien es y por demostrar que por muy lejos e intangible que sintamos materialmente a una persona, puede estar más cerca de nuestro corazón de lo que esperamos.

Con cariño y apoyo incondicional,
B.

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