jueves, 21 de noviembre de 2013

Un texto algo cronometrado.

El tiempo, ese factor incrustado en nuestras vidas y que nos vigila cada mañana al sonar la alarma, cada vez que miramos el reloj, en cada horario que tenemos que cumplir; ese quebradero de cabeza para artistas y filósofos a lo largo de toda la Historia, a mí me parece un potro salvaje que los humanos creen tener controlado sólo por haberle conseguido, tras mucho esfuerzo, poner las herraduras.
Cuando nos preguntan qué es para nosotros el tiempo, nos dedicamos a parafrasear haciendo un popurrí de frases y citas escuchadas o leídas en algún lado y que probablemente no entendemos. A mí, personalmente, la única que se me quedó grabada tras comprenderla fue una cuyo autor no recuerdo: El tiempo es un sastre especializado en arreglos. No tengo ni idea de dónde la vi; sólo sé que tiene razón.
Para mí el tiempo es un concepto creado por la mente humana, del mismo modo que la idea de literatura o ciencia. El tiempo, creo, va a pasar por nosotros hagamos lo que hagamos; ya podemos llamarlo como queramos y en el idioma que nos apetezca, tratar de atraparlo con mecanismos de engranajes o con números digitales; podríamos, incluso, establecer un mismo horario en todo el planeta que fuese independiente del Sol o de cualquier astro celeste, pero no lograríamos hacer nada contra él. El tiempo pasaría y seguiría pasando.
En uno de mis libros de fantasía favoritos la autora inventa un artefacto llamado Giratiempo. Este pequeño cachivache colgado de una cadena metálica servía para transportar a la persona que lo usara al momento del tiempo que ella quisiera, aunque era peligroso jugar con él.
En el libro, el Giratiempo se encontraba en manos de la empollona de turno, la cual lo usaba para poder asistir a todas las clases que se ofertaban en su escuela sin problemas de horarios. Sin embargo, al final del libro se vio abligada a dejar de usar el curioso cachivache por unos motivos u otros.
Yo creo que esto, dentro de la novela, no representa sino el deseo humano de controlar el tiempo, de apoderarase de él, sin éxito. A veces veo reflejos de esa chica a mi alrededor, y siento pena, porque el tiempo va a seguir pasando, ya lo contemos por segundos, horas o milenios.

Bruma,
trabajo para clase de Proyecto Integrado.

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