Quiero
regresar a la fantasía pero algo me lo impide. En este mismo momento me
gustaría sentarme a escribir y dejar a mis dedos poner por escrito todo
lo que bulle en mi cabeza, esa cantidad ingente de rostros, nombres,
caminos, mapas, escenarios y canciones que revolotean como pájaros
asilvestrados por la jungla de mi mente y se resisten a salir como se
les pide: de forma ordenada y con un mínimo de concierto. Me da igual si
es a la Tierra Media, a Narnia, a Hogwarts, a Idhún, a la isla de
Avalón, a Nunca Jamás o a cualquier otro lugar inventado por alguna
mente humana que, como la mía, estaba harta de tanta rutina monótona y
corrupta adicta a pegarse a nuestras venas cuando no nos damos cuenta, y
a instalarse ahí cómodamente con su sombrilla de pesar y su hamaca de
aburrimiento.
B.
Mi sueño imposible es ser un estudiante de Hogwarts, la magia y la hechicería es mi perdición.
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