(...)
El
hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que
ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la
especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los
alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad.
No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan
elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y
colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con
líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no
ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de
la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta?
¿De qué le sirve al estómago una salsa cumberland o un chateaubriand a
la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o
las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que
sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está
inútilmente "añadido a la pura necesidad"... ¡ya es arte! La
gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las
primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los
excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer,
abrigarse y guarecerse.
(...)
En
el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó
incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones,
nacieron las grandes Artes: la Poesía, la Danza, la Música, y la
Pintura.
(...)
Consiero
a la Arquitectura, como a la Gastronomía, un añadido inútil a una
necesidad "primaria". La Danza, en cierto modo, también tiene este
lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es... ¿cómo explicarme?,
una... una... ¡una mímica sublimada! ¡Eso es lo que quería decir! Tal
vez la Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus orígenes una
intencionalidad práctica: con carga erótica, reverencial o religiosa.
¡Yo no estaba allí, y no sé qué "intencionalidad" tenía! Pero no hay
duda que encerraba "un propósito", encaminado a la consecución de un
fin. No sé si me explico, pero la intencionalidad es algo muy superior a
la "necesidad primaria". Está ya directamente relacionada con el juicio
y la voluntad. "Quiero esto y voy a demostrarlo con gestos y
ademanes rítmicos". ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De ahí a la
Paulova o a Nureyev no había más que un paso! La Pintura pertenece a un
género superior. ¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo parentesco
con la escritura ideográfica, mas una vez añadida su carga de
inutilidad, la distancia entre lo necesario y lo que no sirve para nada,
se hace tan grande, que la considero entre las primeras de las Artes
Mayores.
(...)
Paralela en méritos a la Pintura [Poesía], aunque un tanto más inútil todavía. ¿Qué quiere decir, o para qué sirve decir:
Mi corazón, como una sierpe
se ha desprendido de su piel
y aquí la miro entre mis dedos
llena de heridas y de miel?
(...)
Ni
el corazón tiene una piel como la de las serpientes que se la cambian
cada temporada como las modas de las mujeres, ni los ofidios ni el
corazón acostumbran a impregnarse del zumo de las abejas; ni hay hombre
que pueda contemplar víscera tan delicada entre las manos: pues si
estuviese vivo moriría en el intento; y si muerto, no podría
contemplarla. ¡Y sin embargo este poemilla de García Lorca es arte puro!
Queda,
por último, la Música. ¿Qué mayor inutilidad que unir unos ruidos con
otros ruidos que no expresan directamente nada y que pueden ser
interpretados de mil distintas maneras según el estado de ánimo de quien
los escuche? ¿A quién alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija?
¡A nadie! La Música es la más inútil, biológicamente hablando, de todas
las Artes y, por ello, por su pavorosa y radical inutilidad, es la más
grande de todas ellas; la menos irracional, la más intelectual, la más
espiritual, la más humana, en tanto que esto signifique superación de
los seres inferiores. Porque lo cierto es que hay quien entiende,
¡equivocadamente, claro está!, por "humano"...
(...)
La
gente equivoca este término y entiende por "debilidades humanas" lo que
en realidad son "debilidades animales". Lo humano, por el contrario, es
lo que supera a lo animal: lo que está por encima de lo que hay en
nosotrs, de fieras.
Torcuato Luca de Tena, Los renglones torcidos de Dios
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