
-Los gobiernos tienen los derechos que toman.
-No lo comprendo -dijo Javiera en tono de crítica-. ¿No hay acaso ningún país donde uno pueda hacer lo que le da la gana?
-Ninguno.
-Entonces habría que irse a una isla desierta.
-Hasta las islas desiertas pertenecen ahora a alguien. No hay salida.
Simone de Beauvoir, La invitada
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