lunes, 8 de octubre de 2012

Carta abierta a un niño del Tercer Mundo.

Hemos llegado a la Luna sin tener un conocimiento pleno de cómo es la Tierra. Hemos enviado millones de dólares al consumo sin haber mitigado el hambre que azota a gran parte del mundo. Todavía hay gente que deambula descalza por las calles, que muere de hastío mientras busca en los vertederos el pan duro con que alimentarse cuando, cerca de ellos, el perrito de la dama de alcurnia -de alcurnia y de leche- muerde con fruición su cuarto de kilo de bistec a la plancha. Demasiadas gargantas adornadas con perlas. Y un mundo que muere deshidratado por el hambre y otro que derrocha el dinero en nimiedades. Cara y cruz de un ultraje sin calificativos, de un mundo que vive sus últimos momentos de opulencia.

Cartas a una sociedad marginada, Manuel Aníbal Álvarez.

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