¿Y quién te ha dicho a ti nunca, estúpida ilusa, que puedes entrar en la vida de nadie a desbancar primeros puestos y barrer recuerdos como si fueses una trituradora letal para los sentimientos? ¿Quién te has creído que eres, una mataharis? ¡Venga ya! Me da hasta risa de mirarte, vistiéndote de colorines, peinándote, creyéndote guapa y simpática, con tu sonrisa cursi, pensando que vas a por todas cuando en realidad lo que haces es el ridículo, y solamente el ridículo.
Te alteras con nada, te levantas las faldas, te das unos aires de Simona que tú misma te los pisas con la punta de las zapatillas, y te crees que así vas enamorando hasta a las palomas que te pasan por encima. ¡Qué ingenua! Se cree maneater y sólo es una bullshit.
Desde tu más hondo corazón te torturo, pobrecita niña, para que aprendas de una vez por todas que el mundo nunca va a estar a tus pies, porque ni tú eres Atenea ni yo soy un prodigio.
Atentamente,
tu conciencia.
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